Cada cierto tiempo aparecen largometrajes que se ven de lejos que se van a ganar la etiqueta de película de culto y un espacio privilegiado en la memoria cinéfila. Esta cinta llegaba con un aroma de cierto misterio, y como ejemplo de película grande escondida en en película pequeña.
Su realizador Rian Johnson ya lo había demostrado sobradamente con esa reinvención de cine negro con ‘Brick’, un sorprendente y original relato noir juvenil. Con ‘Looper’, todavía llega más lejos, con la apariencia de un thriller futurista añadiendo además el atractivo de los viajes en el tiempo, para convertirlo en un relato complejo, intenso, emocionante y sobretodo con un aire diferente, un conglomerado útil, que actualmente cuesta de encontrar en el cine de género que pasa por las manos-tijeras de Hollywood, se nota positivamente el respeto al libreto original, firmado por el mismo Johnson.
Para hablar de ‘Looper’ primero hay que comprender su argumento, su sinopsis: Estamos ante un mundo futuro en donde existen los viajes en el tiempo, aunque son ilegales, y donde el sistema de identificación de cadáveres será tan detallado que los asesinatos se verán reducidos a la mínima expresión, de este modo las mafias utilizarán las máquinas del tiempo para enviar a sus victimas al pasado, donde sicarios llamados “loopers” se encargarán de eliminarlos y no sólo esto, sino que la misma mafia se cubrirá las espaldas enviando a los propios loopers veteranos al pasado para autoeliminarse, de este modo cierran el bucle temporal. Sin embargo este “modus operandi”, oculta algo siniestro.
Ciencia ficción real como la vida misma
El futuro de ‘Looper’ es cercano, no impresiona, pero te lo crees. La ambientación tiene personalidad propia, aquí destaca el equipo técnico (la fotografía, la música, los efectos…), en la recreación de un retro-futuro oscuro, turbio, verosimil. Evidentemente cuando nos encontramos con una historia con viajes en el tiempo, encontraremos fisuras argumentales, pero precisamente por las paradojas temporales que se pueden dar en este Universo, caben muchas más interpretaciones y re-interpretaciones, para que todas las piezas encajen, para que cada espectador haga sus cábalas. Quizás el film peque más de enredar demasiado, teniendo en cuenta su último acto, que se pasa a la tangente de la trama principal.
Lo que desde luego se hace patente es que su realizador se ha alimentado claramente de los mitos del género fantástico de clase digamos “B”, (exceptuando referentes como ‘Blade Runner’ y por supuesto la saga ‘Terminator’) nos referimos a films más selectos tipo ‘Memento’, ‘Dark City’ e incluso ’12 monos’ están claramente presentes en la mente de su director y con varios puntos en común: guión rompecabezas, fusión de géneros, recreación universos propios, crítica social, y en el centro, un protagonista con rasgos claramente anti-heróicos.
La trama funciona y tiene personajes interesantes
‘Looper’ adopta con éxito la misma formula, con un guión profundo, exigente, pero a la vez gratificante para el espectador, que maneja los tiempos arrancando desde el suspense con tintes de cine negro, para deslizarnos hacia una cinta de acción elegante y precisa, donde los personajes están por encima de la historia.
Un reparto bien exprimido (Emily Blunt, Jeff Daniels, Piper Perabo) donde brilla especialmente su protagonista Joseph Gordon Levitt, (actor fetiche de Rian Johnson) que encarna a Joe (a pesar de un maquillaje sospechoso…), el joven sicario inmoral, trasnochado y drogadicto que se las verá consigo mismo, (un cómodo Bruce Willis), en un enfrentamiento clave para el film y que funciona perfectamente, gracias en base a lo distinto que son los personajes, a pesar de ser el mismo. Y es que sus objetivos y ambiciones son lo que les diferencia y les separa, y la redención, su punto de unión.
Sin ser una obra magna, esta cinta se ha ganado el privilegio de ser uno de los films de año, no sólo de género, sobretodo por ofrecer una propuesta que sin explicar nada nuevo sabe distinguirse, encontrar su hueco y llamar la atención, además no sólo entretiene, ya que como en la buena ciencia-ficción entre vaivenes temporales, también hay espacio para la reflexión.
Mi puntuación: 8,5