Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Esto es lo que dicen los textos bíblicos “oficiales” y también lo que nos sugiere ‘Le tout Nouveau Testament’, una sátira que se ríe del Creador y de sus creaciones.
Escribiendo el Requetenuevo Testamento
‘Le tout Nouveau Testament’ parte de una premisa de lo más original: Dios tiene aspecto humano y vive en el centro de Bruselas junto a su sumisa mujer y a una hija de 10 años, Ea, que se revelará contra su padre. La niña, harta de ver que su progenitor solo usa su poder para fastidiar a los humanos, decidirá tomar cartas en el asunto. Primero, manda un sms a todos los humanos anunciándoles la fecha exacta de su muerte y después decidirá montarse su propio nuevo testamento (como el que ya hizo su hermano Jesús), ayudada por un improvisado escriba y seis apóstoles de lo más mundanos: inseguros, frágiles y contradictorios, justo lo que Ea necesita para aprender de su paso por la tierra.
Ante tal planteamiento su director, Jaco Van Dormael (creador de la interesante ‘Mr. Nobody’) opta por la comedia más loca, presentando al Todopoderoso como un ser de lo más egoísta y chapucero, muy humano, vamos. En el otro extremo está Ea, su hija, toda bondad, una suerte de Amelie menos repelente y que es una humana “a medio hacer”, pues no ha podido tener las experiencias propias de su edad dado el encierro al que la condenó su padre.
A pesar de su tono pretendidamente cómico y su crítica a cuestiones actuales (mass media, redes sociales, inmigración), no faltan en ‘Le tout Nouveau Testament’ pequeños momentos más poéticos y sentimentales. Apoyándose de una música de lo más sugestiva (Como dice Ea, todos albergamos una melodía en nuestro corazón) y algunas imagenes oníricas, Van Dormael logra crear cierto clima poético en el relato, pero sin duda esos momentos no son tan disfrutables como los de la sátira gamberra, a la que vuelve enseguida para que no decaiga la fiesta.
Todo texto bíblico tiene su moraleja
Pero tono lúdico no es sinónimo de frivolidad. Tras ver ‘Le tout Nouveau Testament’ saldremos del cine reconfortados (y seguramente contentos de lo que ha pasado), pero también nos llevaremos algunas lecciones vitales: desde que el destino nos es más que la sucesión de las decisiones que tomamos en la vida hasta que, quizá, si liberásemos a nuestro niño interior las cosas irían mejor.
Lo mejor
– Un reparto muy acertado, desde la joven Pili Groyne hasta Benoît Poelvoorde (Dios), pasando por la veteranía de intérpretes como Catherine Deneuve. Todos tienen sus momentos de lucimiento.
– Sus momentos más gamberros
– Su nada sutil crítica a las cuestiones actuales
Lo peor
– Cuando se pone más “seria” decae
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