‘The Amazing Spider-Man 2’: El poder de Electro. Opinión.

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El asombroso Peter Parker

Pese a que no acabé del todo convencido con el primer filme de este reinicio (a mi modo de ver precipitado) de mi superhéroe de Marvel favorito, no me he podido resistir y finalmente he acabado pagando mi entrada a merced de los directivos de Sony/Columbia para ver como transcurre la historia de este nuevo hombre araña después de los acontecimientos transcurridos tras la lucha con el Lagarto.

Esta secuela prometía ser mucho más “amazing” en todos los sentidos, y, que queréis que os diga, si ponemos en una balanza los pros y los contras, el resultado se queda corto. Obviando un prólogo hasta cierto punto innecesario, la cinta arranca a lo grande, con un Spidey moviéndose como nunca por la ciudad de Nueva York (esta vez sí, se ha rodado allí), con unas coreografías visuales alucinantes (cercanas a un videojuego next-gen) y humillando a delincuentes como mejor sabe hacer, sacando esa vena chistosa que siempre ha caracterizado al ‘trepamuros’ y que algunos echábamos de menos.

Por otro lado tenemos su relación con Gwen Stacy, que se sostiene sobre un hilo, y es que las dudas, las inseguridades y los juramentos pesan demasiado sobre nuestro joven héroe. Y es que no lo voy a negar, pese a que personalmente no me acabo de identificar con este Peter Parker de nueva generación, entiendo que Andrew Garfield ha comprendido su rol y encaja perfectamente en el personaje.

Un guión que se enreda en exceso

Este Peter Parker se intenta alejar del niñato rebelde de instituto de la primera entrega, y parece que sus preocupaciones se centran en su relación con Gwen, el poder ayudar a un amigo de la infancia como Harry Osborn (una relación que introducen con calzador), descubrir el porqué de la desaparición de sus padres o lidiar con el sufrimiento de su tía May, incapaz de mantener una familia rota por la tragedia.

Retos mayúsculos y complementarios a enfundarse las mallas de Spidey, donde el personaje habita por fin cómodo a pesar de que se juegue la vida a cada instante. Son en estos momentos dramáticos donde el realizador Marc Webb pone más empeño a modo de dar equilibrio a la historia, quizás en parte porque no es gran un director de acción, pese a que en esta secuela mejora (copiando algunas técnicas y planos que usó Sam Raimi, como el efecto 360º).

Sin embargo el realizador tiene que hacer verdaderas piruetas con la telaraña argumental que tiene entre manos (guión a cuatro “plumas” obra de Alex Kurtzman, Roberto Orci, James Vanderbilt y Jeff Pinkner). Entre un montaje algo caótico, la multitud de tramas y enemigos, algunos diálogos y situaciones carentes de chispa hacen que el metraje sufra altibajos.

Un punto fuerte sigue siendo Emma Stone, que continúa encantadora en el papel de Gwen Stacy, y no sólo eso, ya que su personaje evoluciona y madura durante el filme, algo que no ocurre con su relación con Peter, que se convierte en un “quiero y no puedo”, a pesar de la evidente química entre actores, pero acentuar tanto el romance acaba cansando y resultando hasta cierto punto empalagoso.

Spiderman, cuidado… Oscorp es una fábrica de crear enemigos

Podemos hablar de los villanos, bueno a uno lo voy a obviar (Rhino), porque aunque no lo parece Paul Giamatti interviene en este película. Y es que se vuelve a caer en el error garrafal de la fallida ‘Spiderman 3’ de Sam Raimi, tanto enemigo despista y alarga la trama en exceso (y se avecinan los 6 siniestros. ¡Buf!). Qué comentar de Electro a.k.a Max Dillon un villano tan espectacular visualmente, como pobremente trabajado.

No sé si el problema es que Jamie Foxx lo caricaturiza demasiado (resulta casi paródico), o por las nulas e incomprensibles motivaciones del personaje para odiar al héroe arácnido y por extensión el resto de la humanidad.

La pena es que un enemigo tan intrascendente y poco carismático tenga tanto peso en la historia, supongo que los productores pretendían poner énfasis en el apartado de la animación digital del filme, en ese aspecto Electro, y el equipo de efectos visuales/sonoros brillan, y de que modo… ya que las batallas a muerte con Spidey son de lo más destacado de la cinta. Los efectos son tan destacables como olvidable la partitura de Hans Zimmer, que empeora el trabajo de James Horner y está a años luz de la partitura de Danny Elfman.

Un clímax impactante, pero demasiado forzado

No podemos olvidar al Duende Verde, versión Harry Osborn, que junto al Doctor Octopus siempre se ha considerado como el mejor y más importante villano del cómic, y que el equipo de guionistas recuperan para esta versión del hombre araña.

Sin embargo su aparición en el último acto del filme me resulta demasiado brusca, y aunque de lejos es el mejor enemigo del filme (no era difícil) me cuesta entender su forzada alianza con Electro, y su repentina ansia homicida, centrada como no, en el trepamuros. Sin embargo su irrupción coincide con el clímax de la película, el momento más impactante y clave dentro de esta nueva saga.

La batalla Spider-man contra el Duende Verde no decepciona del todo, pero ocurre tan repentinamente que por desgracia tampoco resulta lo suficientemente épica, y menos si recordamos alguno de los momentos memorables que tiene en ese aspecto el cómic original.

La relación Peter-Harry/Spidey-Duende no funciona

Y es que pese al buen hacer de Dane DeHaan, nos encontramos con un Harry Osborn nada empático desde el principio, un personaje que pasa de ser el chico mediocre y con ese aire seductor (encarnado por James Franco) de la etapa Raimi, a un tipo repelente, inquietante y enfermo desquiciado de esta etapa. Así que su transformación en el duende, su paso al lado oscuro, resulta tan previsible como mal justificado.

Además a Harry no se le puede comprender sin la figura de su padre Norman Osborn, al que sitúan muy de pasada, y teniendo en cuenta el personaje que es, y la importancia de Oscorp en el pasado del protagonista, creo que merecía más peso en la trama.

Quizás fue un error no incluir estos personajes (por lo menos a Harry), desde la primera entrega, ya que la supuesta amistad Harry/Peter no es lo suficientemente sólida ni creíble, un grave error teniendo en cuenta que una de las grandes bazas en las viñetas de Marvel siempre fue esa dualidad “mi mejor amigo, mi peor enemigo”.

En esta etapa lo mejor ha sido el drama humano de Peter Parker

También es cierto que esta saga reiniciada del trepamuros quería en un principio alejarse de la anterior, aunque como hemos visto, Webb ya empieza a coger tics de Raimi (para bien y para mal). Lo que está claro que este ‘Ultimate Spiderman’ tendrá recorrido (se habla de 4 partes) y esperamos que muchas de las carencias vistas hasta ahora vayan desapareciendo en los próximos filmes de la franquicia.

Pero si nos ceñimos a esta ‘The amazing Spiderman 2: El poder de electro’ estamos ante una cinta de superhéroes correcta pero irregular, con algunos vaivenes narrativos, y que pretende abarcar mucho más que su primera entrega, sin conseguirlo. Eso sí, profundiza con éxito en la psicología del superhéroe más humano de todos. De este modo el apelativo de “asombroso” queda para Andrew Gardfield y su particular versión de Peter Parker.

Lo que no se le puede negar a Marc Webb es su pretensión de mostrarnos al Spiderman más cercano y fiel al cómic posible, sin embargo una gran adaptación, nunca ha sido garantía ni sinónimo de ser… una gran película.

 

Mi puntuación: 6

 

¿Habéis visto ‘The amazing Spiderman 2’?¿Qué os ha parecido a vosotros?

 

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